La paz es un tesoro con el que han soñado grandes hombres, por el cual lucharon y dieron sus vidas. Nuestro planeta nos ofrece todo lo que necesitamos para vivir en paz, todos los seres parecen haber entendido este claro mensaje. Sin embargo, una especie con su sabiduría limitada aún ha omitido esto y ha roto con la paz que conduce al equilibrio que permite que todas las formas de vida funcionen como un gran engranaje de relaciones e intercambios.
La paz del equilibrio ideal es ahora un sueño por el que lucha todo aquel que desea un mundo en el que todos disfrutemos de agua limpia, de alimentos en cantidad suficiente, de tierras fértiles que no destilen venenos, un cielo donde ver asomar el sol y la luna, un lugar donde poder escuchar el canto de las aves y los sonidos que emiten tantos otros seres, aire limpio que pueda ser vehículo del perfume de las flores y los sonidos propios de cada manifestación de vida.
La paz sólo es posible si luchamos por aquello que le corresponde a cada ser y hacemos del compartir un ejercicio diario, teniendo en claro que los canales de la no violencia son los únicos que justifican nuestro accionar.
En pocas palabras: “El día que se desactiven los misiles que cada ser lleva en su interior, la paz será posible en todos los lugares de la tierra”.
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